Uzbekistán: La Joya Emergente de Asia Central
En plena pandemia de COVID, se acercaban las vacaciones de Semana Santa —y una cosa estaba clara: ningún virus iba a frenar el espíritu viajero. Quedarse en casa no era una opción.
Por desgracia, dimos positivo en COVID, así que no pudimos comprometernos con ningún viaje. Esperamos a dar negativo para siquiera pensar en comprar billetes de avión. Elegir el destino fue todo un reto: tenía que sentirse exótico pero no estar demasiado lejos (ya que era todo muy de última hora), el precio debía ser razonable —idealmente parecido a lo que habría costado si lo hubiéramos planeado con antelación— y no teníamos tiempo para tramitar visado, así que tenía que ser un país con libre entrada.
De alguna manera... Uzbekistán se nos vino a la cabeza, y pocos días después, ahí estábamos: aterrizando en Taskent.
PRIMERAS IMPRESIONES
✨ Muy desarrollado y moderno — mucho más de lo esperado.
🌳 ¡Superverde! Parques y árboles por todas partes.
🌍 Gente con todo tipo de rasgos, todos con el mismo pasaporte. La historia lo explica: Uzbekistán fue invadido por persas, turcos, mongoles y rusos. ¡De ahí la riqueza étnica!
🚶♀️ Ser peatón en Taskent es complicado — las calles están hechas para los vehículos.
🏞️ Al moverte por el país, te das cuenta de lo diferentes que pueden ser unas ciudades de otras. ¡El paisaje cambia por completo!
💸 Desde una perspectiva europea, todo es baratísimo.
🧒 Niños jugando en la calle, corriendo tranquilos — y eso te transmite una sensación de seguridad.
🌷 LOS JARDINES
Aunque las calles no son muy cómodas para pasear, encuentras zonas verdes por todas partes.
Y de verdad, jamás había visto tantos jardineros juntos. Fácilmente más de 15 personas en una sección del parque, trabajando a tope para que las flores florezcan y el césped esté perfecto.
Casi parecía que esos espacios eran sagrados. Se esfuerzan por mantener la ciudad limpia y cuidada.
💛 CORAZONES ABIERTOS E INTEGRACIÓN
Uzbekistán no es un país muy turístico —o al menos no lo era cuando fuimos—.
Apenas ves a otros viajeros, lo cual te convierte un poco en la atracción.
Si alguien está estudiando inglés, es muy probable que se acerque a ti —tanto para practicar como por auténtico interés en ayudarte.
Y aunque no hablen inglés, también se acercan solo para saludarte o darte las gracias por visitar su país.
Una pregunta que nos hacían mucho era:
"¿Cuál es tu religión?"
Entre el 88 y el 94 % de la población se identifica como musulmana.
Sin embargo, muchas personas nos hacían esa pregunta solo para añadir, con una gran sonrisa:
“TODO el mundo es bienvenido aquí.
No importa si crees en Jesús, en Alá o en nada.
Aceptamos a todos — siéntete seguro y bienvenido.”
Según lo que leí, debido al legado secular de la era soviética, mucha gente se identifica culturalmente con el Islam, pero no lo practica activamente.
Y eso lo vimos claramente: estábamos allí durante el Ramadán, y sin embargo mucha gente comía con normalidad. Otro ejemplo: muchas mujeres vestían con ropa occidental.
Me pareció precioso ver cómo personas poco acostumbradas al turismo abrían su corazón de forma tan genuina.
🎁 UNA CULTURA DE REGALAR
Otra forma en la que la gente expresaba su amabilidad: la comida.
Personas totalmente desconocidas —o incluso con quienes apenas habías cruzado dos palabras— te ofrecían pan, caramelos o queso local.
Gestos simples, inesperados y generosos. Me pareció precioso.
🧵 GUÍA DE MERCADO EN FERGANÁ
El Valle de Ferganá es conocido por su carácter tradicional — y como estábamos explorando la Ruta de la Seda, por supuesto, ¡teníamos que comprar algo de seda!
En un puesto del mercado conocimos a un adolescente súper alegre y entusiasta. Tenía muchísimas ganas de practicar su inglés, porque su sueño era estudiar en el extranjero.
Se ofreció a guiarnos por el mercado y acabó siendo nuestro traductor personal a la hora de regatear. Al verlo tan joven, con tanta ilusión por aprender un idioma que puede abrirle puertas, me contagió su entusiasmo. El chico irradiaba amabilidad.
💍 BODAS
Uno de nuestros conductores de taxi posiblemente fue el hombre más gracioso que conocimos.
En un momento dado, nos dijo:
"¡No os caséis!
Antes del matrimonio: dinero.
Después del matrimonio: ¡no hay dinero!" 😂
Nos explicó con mucho humor cómo antes vivía tranquilo, trabajando solo para él.
Pero luego llegó la mujer, los hijos... más trabajo, más gastos.
También nos contó que las bodas uzbekas suelen invitar a más de 500 personas — y eso muchas veces lleva a las familias casi a la bancarrota.
Se volvió un problema tan serio que el propio gobierno tuvo que intervenir y declarar públicamente que está bien invitar a menos gente.
(Por desgracia, no tuvimos la suerte de asistir a ninguna boda... pero bueno, una pareja menos arruinada gracias a nosotros 😅)
👮 POLICÍAS ABURRIDOS
Es habitual encontrarse con policías en las estaciones de metro.
Y cuando se aburren, puede que te pidan abrir la mochila. Pero sinceramente, lo hacen casi como si fuera un entretenimiento para ellos.
Se ríen, hacen preguntas como “¿Qué es esto?” o “¿Cómo funciona esto?”
Les llamó especialmente la atención nuestra bolsa de hidratación. Por lo visto, nunca habían visto una.
Nos pidieron una demostración — y se la hicimos.
Después de verla funcionar, soltaron un “wooooow”.
Pero en cuanto encontraron mi ropa interior y compresas... se pusieron rojos, rieron, y nos dejaron seguir.
💫 CONCLUSIONES
Cuando tienes acceso fácil a todo lo que puedas necesitar, a menudo das por sentado cómo han llegado esas cosas hasta ti... hasta tus manos, tus ojos.
Los jóvenes que conocí en Uzbekistán tenían grandes sueños: salir al extranjero para explorar, aprender y crecer.
En lugares donde la gente no puede simplemente comprar un billete de avión para conocer el mundo, interactuar con otras culturas o estudiar lo que necesiten para seguir sus sueños, muestran una gratitud genuina por cada pequeña oportunidad que se les presenta.
Ya sea abrir su corazón a extraños, practicar unas palabras en inglés o simplemente sonreír para un pequeño intercambio cultural.
Esa manera de ser... la forma en que te tratan... se siente más humana.
No eres un turista. Eres un invitado.
Y la curiosidad va en ambas direcciones.
Así que no, no pretendo decirle a nadie que renuncie a lo que tiene — sino que lo aprecie.
Y, sobre todo, que seamos amables los unos con los otros. 🤍


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